martes, 23 de junio de 2009

TAIRONAS

TAIRONA




Siguiendo el litoral hacia el oriente a partir de Santa Marta se llega a Taganga, un pintoresco pueblo de pescadores. Y en seguida se extiende por espacio de decenas de kilómetros el Parque Nacional Natural Tairona, con hermosas ensenadas y franjas de playas solitarias ideales para los amantes de la naturaleza. El parque Tairona constituye un ecosistema único en el mundo y es habitat de comunidades de indígenas Kogis, Arhuacos y Arsarios. Cubre una extensión total de 15.000 hectáreas, 12.000 correspondientes a área terrestre y 3.000 a faja marina. La entrada principal es el punto denominado El Zaíno, a 34 kilómetros de la ciudad de Santa Marta. Los lugares más conocidos son Bahía Concha, Chengue, Gayraca, Neguange, Cinto, Guachaquita, Palmarito y Cañaveral. Bahía Concha y Cañaveral son las playas más populares y cuentan con restaurantes y servicios e instalaciones de camping. Cerca de Cañaveral hay 10 "ecohabs", unas cabañas rústicas construidas al estilo arquitectónico Tairona, en donde existe la posibilidad de alojarse durante un máximo de tres noches. En bahía Concha es posible realizar deportes náuticos y buceo. En general, en todo el parque se pueden apreciar puentes, canales, escaleras, terrazas de cultivo y cerámicas que reflejan el grado de desarrollo alcanzado por la cultura desaparecida.




LOS MUISCAS

LOS MUISCAS


El territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Ten; del río Negro hasta Quetame, el Gavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta Somondoco, de Chicamocha hasta Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.
Vista desde lo alto del cerro de Suba, la sabana de Bogotá presentaba una amplia zona pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se destacaban numerosas aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo, Cota, Engativá, Funza, Fontibón, Techo, Bosa, Soacha y palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas, semejantes a los alcázares árabes del sur de España.
Este "Valle de los Alcázares" que con las sierras nevadas de la Cordillera Central en el horizonte, dio pie para el nombre de Nuevo Reino de Granada, era en efecto el núcleo del cacicazgo de Bogotá. Las Sierras Nevadas de granada continúan en España la cadena sagrada para los grupos Chibchas
Con su sede de gobierno en Funza, este era el cacicazgo regional más extenso y poblado, no sólo del territorio Muisca sino de todo el norte de Sudamérica en aquel siglo. Sus gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente anexando los cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y Fusagasugá (Londoño, 1988).
Sin embargo, y por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cuatro cacicazgos regionales en que se dividía en ese entonces el territorio de los muiscas. Así, aunque el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus sujetos prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos, como sucedió cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el norte.

LOS MAYAS

La civilización maya se extendió por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras. entre los siglos III y XV.Los mayas no constituían un estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado independientes entre si que controlaban un territorio más o menos amplio. Tampoco hablaban una única lengua.


Las construcciones mayas se hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol, etc.Realizaron todo tipo de construcciones: palacios rectangulares y alargados, templos, juegos de pelota, calzadas (sacbeob) que unían las ciudades principales, fortificaciones, baños de vapor (temazcal).Se conservan importantes pirámides escalonadas en piedra. En lo alto de éstas se colocaba el templo. Estaban decoradas con pinturas de una variada gama de colores, y relieves. Algunos de estos son inscripciones de la escritura jeroglífica maya, aun no descifrada completamente. Las construcciones más importantes de esta época fueron Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Palenque y Tikal.

Los mayas desarrollaron el sistema de escritura más completo de todos los pueblos indígenas americanos. Con él escribieron todo tipo de textos: de medicina, de botánica, de historia, de matemáticas, de astronomía... Se conservan, además de las inscripciones, algunos códices:
  • El Códice de Dresde: escrito en el siglo XIII.Contiene un tratado de adivinación y de astronomía.

  • El Códice de París: posiblemente del siglo XIII. Contiene profecías y adivinaciones.

  • El Códice de Madrid: Contiene horóscopos y almanaques.
  • El Códice Grolier: Muy mal conservado. Contiene un calendario completo.



INCAS


LOS INCAS

A 30 km al Norte de Cusco está Pisac, uno de los mejores lugares del Valle Sagrado. Es un pueblo tranquilo y su mercado de artesanías en la plaza central es uno de los más reconocidos en la zona. Tómate el tiempo necesario para recorrerlo, porque ofrece varios encantos en sus esquinas y áridas calles. Su feria de artesanías es grande y variada, aunque es un poco cara. La feria abre los jueves y domingos, y es bastante
Concurrida por turistas. Muy cerca del pueblo puedes subir a las ruinas de Pisac, una imponente fortaleza inca. Hay una calle de 10 km desde el pueblo que te lleva hacia las ruinas, y luego subes a pie por una explanada que muestra una excelente vista de las terrazas. Las estructuras están mejor conservadas que en Machu Picchu, y las terrazas más grandes y todavía en uso. Cuando subas la montaña, recuerda que hay 3 fortificaciones en la montaña, pero la tercera es la propia fortaleza donde está construido el tempo: No abandones el ascenso y llegarás a la gloriosa vista de la cima. La parte central de las ruinas es el grupo de templos "Intihuatana", cuyos tallados en piedra muestran el alto desarrollo que poseían los incas en este arte. Más allá de la cima pasas por un camino junto a un acantilado hay grupos residenciales y un gran cementerio Inca en el valle opuesto.

AZTECAS

Una variante poco conocida de la leyenda de la Princesa Donají es la que se narra azteca en el Istmo de Tehuantepec. Aquí la historia no tiene que ver con la belicosidad de los pueblos mixtecos y zapotecas, sino con la raza zapoteca y el hombre blanco. Impregnada más del sentimiento amoroso del pueblo istmeño, aquí se nos presenta el sacrifico de la mujer zapoteca ante un amor imposible. El contexto y parte de la historia se transforma, pero los elementos verosímiles y los valores que pregona se mantienen inalterables: Donají es una princesa zapoteca, valiente, que elige el sacrificio antes que faltar a una promesa, que en este caso es de amor.

El rey Cosijopí, heredero directo de las hazañas de sus antepasados, era un terrible indio indómito, de bronceada tez, que tenía una hija, la bella Donají. Este rey gustaba de tener distintos lugares como centro de sus correrías para defenderse de sus enemigos, los mixtecos, los aztecas y especialmente los conquistadores españoles. Por ello mismo llegó a instalarse en el punto denominado Cerro Venado -de Dani , cerro, y Dixhina , venado-; en la cima de Dani Dixhina edificaron su palacio estando en inmediaciones del pueblo de Tlacotepec.

La joven princesa tenía la costumbre de dar sus cortos paseos matinales por lugares cercanos a su palacio y en uno de tantos descubrió un pequeño río que en su trayectoria formaba una caída, una cascada formando una laguna. Las aguas desembocaban en ella pasando sobre una enorme piedra llana y saliente, de tal manera que por debajo quedaba una cueva grande que mucho le agradó y le llamó su atención, convirtiéndola en su baño natural. En la actualidad este lugar es conocido con el nombre de Guela Bupu, de Guela, hondo, y Bupu, espuma, (hondo espumoso) que producen las aguas en su caída. Sin embargo la princesa Donají no dejó su costumbre de dar sus paseos matinales por los cercanos bosquecillos, ya que a ellos afluían diversidad de pajarillos de vistosos plumajes o de admirables cantos que ella gustaba de ver y oír.

Después del paseo solía bañarse en Guela Bupu, y a veces gustaba alejarse de sus propios dominios. Un día se alejó tanto que, no hallando el camino para regresar, se dispuso a descansar al pie de un frondoso pochote, quedándose dormida profundamente. En tal estado la encontró un capitán castellano quien sólo se concretó a mirarla y admirarla. Deslumbrado por la belleza india que tenía a la vista, no la turbó hasta que el despertar fuese natural. Despierta ya y espantada por la presencia del blanco junto a ella, se alejó y corrió hacia su palacio, donde halló a sus padres muy alarmados por haberse tardado en regresar, habiendo enviado a sus guardias a buscarla. Al día siguiente y como de costumbre, salió a su paseo a bañarse en el Guela Bupu; encontrándose con el blanco forastero a su regreso, quien le habló de sus amores, siendo correspondido por ella.